martes, 26 de junio de 2012

El saludo del pardillo

Podemos quedarnos con la literalidad de la foto y el titulo, pero este da para múltiples interpretaciones.
En los tiempos que sufrimos, pardillos es lo mas suave que pueden llamarnos.
Lo peor, "consentidores"
Y lo somos

martes, 12 de junio de 2012

El Payés del Montseny

Fue un encuentro inesperado, habíamos subido al Montseny con la idea de hacer unas fotos del más que conocido lugar por los aficionados cuando a la vuelta de un recodo del sendero lo vimos. Anciano casi como la vida misma, poco hizo falta para que se desahogara con nosotros contándonos las penas de quien las ha pasado muy mal en su juventud.
Nos habló de sus esfuerzos por sacar la familia adelante, por dar educación (conocimientos) a sus numerosos hijos para que pudieran ganarse la vida de forma más digna dijo, descansada corregimos nosotros y ahora, en el final de sus días, todo parece volver a empezar, varios de sus hijos, con sus familias a cuestas, han tenido que recurrir nuevamente a él y a su como él, anciana esposa. El paro hace estragos y las deudas no dan tregua.
Y él, que apenas puede ya cultivar un minúsculo huerto, mas por entretenimiento que por otra cosa  se lamenta y no comprende como hemos llegado a esto, pero el caso es que con su huerto, su pensión y grandes dosis de resignación  ha abierto las puertas de la modesta masía familiar y dice que por lo menos las voces de sus nietos son un bálsamo entre tanto desasosiego.
Mientras, empuja a sus hijos a ocuparse del huerto, a ampliarlo, a poner unos animales, a no rendirse, tiempos duros ya se vivieron y fueron capaces de salir adelante. Pero en el fondo de su corazón duda, se ha vivido muy cómodo durante muchos años y se ha perdido mucho del viejo conocimiento de la tierra, de sus ciclos, de sus necesidades. Apenas se sabe tratarla aunque se hable mucho de ecología.
Parecía tan abatido que mi amiga, que fuma, le ofreció un cigarrito que el payés aceptó de buena gana.
Lo dejamos allí, serio y pensativo. Aún no habíamos dado cuatro pasos cuando en un giro positivo de humor quizás provocado por el placer de haber encontrado quien escuchara sus lamentos, quizás por el producido por el tabaco (que tenia prohibidísimo por el médico), nos lanzó una sentencia…
Las cosas están mal, pero hay esperanza, nunca hay que perderla
Sonreíamos mientras nos alejábamos con la promesa de alguna futura visita