Acaso nadie seamos capaces de sustraernos al influjo de un momento de gloria, de ser por un instante el centro de atención.
Situado hacia la mitad del aforo del lugar, posiblemente la mía fuera la única reflex con tele entre el publico y aunque era un 80/200 bastante discreto, fue suficiente para atraer la mirada de la joven que buscaba sentirse alguien junto al famoso.
Fue un momento divertido si, pero hoy, al ver la foto mis sentimientos ruedan por senderos menos alegres y reflexiono sobre lo que somos: seres pequeños que nos conformamos con satisfacer pequeñas miserias mientras nos putean día tras día precisamente gracias a ellas sin ser capaces de hacer nada por cambiar un sistema perverso y corrupto que nos ha llevado hasta el pozo donde estamos y que nos obliga a hacer sacrificios para salvarlo y que siga funcionando.
Bastante patético todo
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