El sol ya se había ocultado tras el horizonte, la charca era un puro espejo cuya tersa superficie quedo rota por las ondas que las patas de Opari provocaron al meterlas en el agua de la orilla.
Un tratamiento en clave alta para darle un aspecto etéreo y una cierta sutileza.
Magnifica pero, a mi me está pidiendo un b&n en toda la regla.
ResponderEliminarUn abrazoa