Incluso ella, la inmortal dama del río siente la pesadumbre de la soledad, el tedio de los largos años de espera y olvido.
Nadie llega para deshacer su mal, para rescatarla del letargo infinito.
Mientras, peina sus cabellos con el cristalino peine que el invierno le regala.
Y canta su canción infinita con voz que no delata.
Excelente. Me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Luis, parece que ya se ha solucionado el asunto de la confirmación en los comentarios.
EliminarSiempre bienvenido por esta tu casa