Allá por octubre de 2003 tuve la oportunidad de ver como era el trabajo de esquilar ovejas a maquina y a destajo.
En un enorme galpón camino de Punta Tombo para ver pingüinos, donde el guía conocía al encargado de la explotación, que se avino a dejarnos hacer una visita y tomar unas fotos.
Apenas un minuto para pelar la oveja, que luego era sacada a unos cercados por uno de esos huecos que vemos en la pared del galpón y donde cada operario podrá luego contar el numero de ovejas esquiladas y reclamar el jornal correspondiente.
Ni un respiro durante el tiempo que permanecimos allí, supongo que el precio por oveja no será sustancioso y hay que darle duro para sacar el jornal.
El titulo hace referencia al hecho de que los esquiladores, según nos contaron, suelen ser chilenos. Cuadrillas de trabajadores que llegan para la época en que toca despojar a las ovejas de su abrigo invernal y que permanecen por la zona mientras queda trabajo. Luego levantan el vuelo hacia nuevas tierras donde seguir con su duro oficio, como las golondrinas, que emigran luego de pasar el verano en las zonas de cría.
En otra zona del galpón, otros trabajadores iban metiendo la lana una vez seleccionada por calidad, en una prensa accionada manualmente para hacer grandes paquetes que serán luego enviados a los centros de procesamiento.
Supongo que en estos diez años apenas habrán cambiado las cosas.
Si acaso a peor.
Ya se sabe, la crisis no respeta nada y además hay quien se aprovechará de ello.
Impresionante fotografía, tan descriptiva, y al tiempo artística.
ResponderEliminarGracias Isabel, en aquellos días apenas si empezaba a tomarme en serio esto de la fotografía, que para mi siempre había sido una forma de conservar los recuerdos. Está tomada con mi primera cámara digital, una Konika Minolta de 3,1 megas.
EliminarAlgunas de las fotos tomadas con ella pueden dar idea de que no solo el equipo es importante, pero como digo, apenas empezaba y poco sabía entonces de reglas de composición etc. Pura suerte y algo de intuición supongo.
Un beso