En realidad, aquí es donde empieza la magia, en el bosque encantado de Urbasa. Rodeados de niebla, tratando de encontrar algún motivo aceptable , cosa no siempre fácil en el interior de un bosque, nos tropezamos con el viejo señor de los bosques de la mitología vasca, El Basajaun, aquí un poco trasmutado en esfinge (será cosa de la globalización). No obstante, fiel a su fama de bonachón protector de quienes se internan en la espesura, se adelantó a protegernos del gran felino que acecha entre los arboles y la niebla.
¿Los veis?
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