Circo de Artouste
sábado, 31 de agosto de 2013
jueves, 29 de agosto de 2013
Competencias
Tres
veces he visitado Toledo, la primera antes de cumplir los catorce años y de la
que apenas recuerdo tan solo el hecho de la propia visita y de haber comprado
un pequeño cortaplumas como regalo a mis padres.
Pasarían
casi cuarenta años antes de la segunda y fue un visita turística de las de
recorrer morosamente calles y callejuelas y las típicas visitas a los típicos monumentos
que dan lustre a la ciudad.
La última,
en fechas recientes fue de la misma índole pero más centrado en la fotografía,
quise cuando menos traerme la más típica postal de la ciudad tomada por debajo
del parador nacional de turismo. Esta que os muestro y que además me incita a
una reflexión sobre el poder, sus manifestaciones y su competencia.
Es
evidente que el alcázar fue construido en época posterior a la catedral, con la
que compite en situación y magnificencia en su construcción e iluminación, pero
cosa curiosa, los pináculos de sus torres parecen mantener una altura similar y
aun diría que la espadaña de la torre de la catedral sube ligeramente más alto
que las del alcázar.
Se
diría que el estamento militar no estaba dispuesto a quedar por debajo de los
representantes de ese otro reino que dicen
no ser de este mundo, pero hay algo muy claro y que no ofrece dudas; El resto de los mortales a sus pies.
Paganos
(de pagar) y carne de cañón.
La cosa
no cambia.
jueves, 22 de agosto de 2013
Tiempo y masa
La
moderna física nos dice que el espacio-tiempo es un continuo y que su medición
depende del estado del observador, lo que de alguna manera invalida los relojes.
Y
puestos a seguir estrujando la neurona (no olvidemos que uno es hombre) y a
riesgo de que salte alguno de sus engranajes, llegar a la conclusión de que el
presente no existe. Que se trata de una entelequia inmaterial, inespacial e
intemporal entre el pasado y el futuro
que, no olvidemos, depende de nuestra posición y velocidad relativa.
Esto me
pasa por contemplar esta vieja puerta del hermoso pueblo Aragonés de L´Ainsa en
compañía de mi física particular. Uno trata de estar a la altura, pero solo
consigue que le eche humo la cabeza y ello por no hablar de cuando cada día me
veo en el espejo.
Creo
que cuando menos una cualidad física sí que tiene (el tiempo) aunque no se de ningún
sabio que la haya definido. Masa, tiene masa y mucha, a juzgar por lo que a mí
me pesa LLL
miércoles, 21 de agosto de 2013
lunes, 19 de agosto de 2013
La terca realidad
Cada vez
que mis pasos tienen la ocurrencia de dirigirse al querido entorno del valle de
Belagua en Navarra y tropiezo con esta vieja ruina me asaltan dos sentimientos.
Por un
lado, me lo llevaría y lo desmontaría con la intención de restaurarlo,
siguiendo una pulsión que parece común a muchos hombres.
Pero no
es de esto de lo que quiero hablar hoy aquí ni a lo que hace referencia el
título, que también pudiera. Es del otro sentimiento, de ese que se revela ante
tanta desidia del que quería hablar.
Es una
vieja historia, casi tan vieja como un
servidor que roza las seis décadas.
Una
historia que enfrentó a muchos
colectivos de carácter ecologista con la administración y con el ayuntamiento
de Isaba por la construcción de unas pistas de esquí en Belagua.
No se
trata de rememorar todo el contencioso, pero si recordar como el alcalde de la
hermosa villa roncalesa, haciendo gala de una burda demagogia vino a publicar
en un periódico de la comunidad una carta entre cuyas líneas se podía leer que
eran ellos, los habitantes de los pueblos, los dedicados a la agricultura y
ganadería, los garantes de la belleza de
la naturaleza que los urbanitas disfrutan cuando deciden salir a pasar un o
unos días al campo.
Lo que
no decía el buen señor es que dicha belleza es en realidad un sub-producto de
sus actividades, pero no un fin en sí mismo y solo lo es porque a fuer de
verlo, nos hemos acostumbrado a esa naturaleza humanizada que, he de reconocerlo,
me resulta tan hermosa en ocasiones como el más salvaje de los paisajes.
Pero
ocurre que la verdad es terca y lo es aunque pase el tiempo.
Juzguen
ustedes como garantizan ellos tal belleza. En este caso es un viejo tractor,
pero puede uno encontrarse casi cualquier cosa en el campo, desde lavadoras
desechadas hasta lo más común, envases de aceite de motor, filtros, viejos
aperos en desuso y un largo etc.
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