Los años mas bien
Poco que decir ante el panorama que ya define la foto, pero el trabajo no remonta, los parados aumentan, los ahorros disminuyen y los ladrones de guante blanco se regodean en su impunidad. Veremos mayores desatinos en los tiempos venideros.
Quienes hoy se declaran como los salvadores del país, aquellos que saben lo que hay que hacer, son quienes primero diseñaron la autopista al infierno por la que hemos corrido desbocados y abocados a lo que hoy tenemos. Desesperanza
jueves, 26 de enero de 2012
domingo, 22 de enero de 2012
Sal si puedes
Creo que nos va a costar mucho salir de este callejón en el que estamos metidos, la verja cierra nuestra única salida, recién pintada, no solo cierra, también mancha... De azul
lunes, 9 de enero de 2012
Cazadores recolectores
Contaban
los ancianos que sus mayores tenían en el recuerdo como habían ido incorporando
a su dieta algunas plantas fáciles de digerir y que ayudaban a subsistir sin
necesidad de dedicar todas sus energías a la caza. Cada día se incorporaba algún
tipo de hierba o de gramínea por el drástico medio de probar y asumir el riesgo
de soportar fuertes dolores e incluso morir, algo que ocurría con alguna
frecuencia, si bien era cierto que de los trágicos errores aprendían a minimizar
riesgos y cada vez era mayor el número de plantas que utilizaban.
Aquella
soleada mañana de finales de la estación seca, un grupo de hembras había salido
en busca de de plantas con grano que habían aprendido a triturar entre dos
piedras y a amasar luego con un poco de agua que dejarían secar y tostar
ligeramente sobre una piedra caliente colocada sobre las brasas de la hoguera
en la entrada del refugio. Volvían con una buena cosecha de aquel trigo
silvestre arrancado de raíz que luego golpearían sobre un espacio de terreno
alisado y despejado de tierra, piedras y todo tipo de broza para que resultara más
fácil recuperar el grano.
Cruzaban
un terreno blando y cercano al rio donde era evidente que habían pasado
aquellos grandes saínos que en ocasiones cazaban por los rodales de tierra
removida que habían dejado mientras buscaban los tubérculos que les eran
apetecibles, pronto volverían ellas mismas, antes de que los cerdos salvajes
acabaran con ellos, antes, los cazadores tratarían de obtener algunos
ejemplares de tan sabrosos animales, cuya grasa les resultaba muy útil. Era un
terreno demasiado abierto, demasiado despejado y se habían agrupado en compacto
núcleo para tratar de aparentar un mayor tamaño que disuadiera a los grandes
felinos frecuentes en la zona. Iban dando grandes voces, canticos y gritos inconexos con el mismo fin, pero el
grupo de leonas que no hacía mucho había fracasado en un intento de caza no se
iba a dejar engañar y hacía rato que las venían siguiendo, cada vez más cerca,
hasta que finalmente lanzaron el ataque.
Ante
esta situación, el grupo de hembras soltó los manojos de grano que acarreaban y
se desperdigó en todas direcciones tratando de desconcertar a sus cazadoras,
pero estas ya tenían su objetivo fijado y persiguieron brevemente a la más vieja y lenta de ellas. Fue una
desgracia, pero ello dio la oportunidad de huir al resto aunque toda la cosecha
quedó allí y sería complicado recuperarla, tendrían que buscar en otras
direcciones en días próximos
domingo, 8 de enero de 2012
Callejeando
En Berna
Buscando los rincones menos habituales, fuera de la aglomeración de turistas ávidos de su postal, pequeñas callejuelas apenas transitadas con restos de un estar menos opulento, menos ostentoso, más discreto, Con otro encanto
sábado, 7 de enero de 2012
El tiempo de la espera
Como
cada año, caen de nuestros sueños como las hojas de los árboles y siembran el
suelo de incumplidos anhelos.
Como
cada invierno llega el tiempo de la espera aletargada, del soñar nuevos sueños.
En la
hoguera del recuerdo van ardiendo, convertidos en pavesas que no calientan mis
huesos.
Un
futuro por hacer en el yermo frío y trasparente de mi corazón baldío.
Semillas
de primaveras por llegar, cíclicas, en eterno rodar.
Esperar, por esperar, para esperar.
La vida
es una espera
viernes, 6 de enero de 2012
Remembering Berna
Puede
que alguien se haya sorprendido de mi gusto por el invierno al visitar algunas
ciudades, pero la verdad es que puedo hacerlo extensivo a casi cualquier
situación.
Ya sé
que el otoño y su colorido son un disfrute para la vista, ya sé que la primavera
y su explosión de vida resultan igualmente atractivas y que el verano nos deja
la belleza de las pieles al sol, pero…
El aire
como inmaculado cristal, con su trasparencia, su pureza y su tonificante
efecto, solo lo encuentro en una soleada mañana invernal y pasear calmadamente disfrutándolo,
disfrutando del menor agobio en las ciudades o en la soledad del campo, me
produce un intimo placer que no sé si soy capaz de trasmitir en estas torpes
frases.
Podéis
hacer la prueba, este invierno, en una mañana soleada y fría, acercaros a un
parque o plaza de la ciudad y sentaos a disfrutar bien abrigados del ir y venir
de la gente mientras el tibio sol os acaricia y dejaros llevar por la paz del
momento
Puro
placer
jueves, 5 de enero de 2012
Ushuaia
El tren
del fin del mundo
El sur,
en los confines del continente americano, nombres que suenan a aventura y
soledad, a frio viento y nieve, a fauna salvaje y a hombres que lo fueron.
No me refiero a los nativos que allí sobrevivían
integrados en el medio hostil, duro pero bello. Es más bien a aquellos que
llegaron como elefantes en una cacharrería, arrasando con todo lo que les estorbaba, esquilmando todo lo que era aprovechable.
Pero
ahora, tras aquello, nos queda su gesta idealizada, también el recuerdo de la
crueldad del destierro para aquellos habitantes del penal más austral del
continente que tuvieron que bregar duro en la propia edificación que los albergaría
y en las casas de quienes se encargarían de vigilarlos y de sus familias.
Para la
explotación de los bosques de los que se sacaría la madera de dichas
construcciones tuvieron que construir también el ferrocarril con que trasportarla.
Este que os muestro y que ahora va atestado de turistas.
Aglomeraciones
que restan magia al lugar y desvirtúan la épica de otros tiempos pero que
permiten al soñador revivir aunque sea con dificultad los días difíciles y
hasta sentirse un poco héroe al haber conseguido llegar hasta allí, aunque el heroísmo
sea hoy más bien de carácter económico
miércoles, 4 de enero de 2012
Remembering Zúrich
Fue en
esta ocasión la primera vez que visite la ciudad y de momento la única, pero
tengo esperanzas de hacerle otras visitas, aunque quizás estén un poco lejos en
el tiempo.
Era
mediados de Marzo y hacia mucho frio, una situación que me gusta para conocer
ciudades con encanto, algo que no se le puede negar a esta. El aire frio tiene
una limpieza especial y las calles suelen estar más despejadas, lo que permite
recrearte en lo que ves con relajada calma y si además es de noche, con la
iluminación embelleciendo unos edificios ya de por sí atractivos y todo ello
reflejado en las oscuras aguas del río Limmat,
el disfrute está asegurado doblemente, una por ello mismo y otra porque puedes
traerte ese encanto en la cámara y seguir disfrutándolo mucho tiempo después
martes, 3 de enero de 2012
Sol de invierno
Varios kilómetros
inmersos en la densa niebla por un camino mil y una veces recorrido. Un amanecer
sombrío que no promete nada y un objetivo en mente, ascender una modesta pero
hermosa cumbre.
Nos
acompañara durante buena parte del camino, incluido el que haremos en el desnudo
hayedo sobre el que destaca la cumbre, pero por un momento, el velo se rasga y
un frio y rasante sol invernal ilumina los dormidos campos de cereal que apenas
empiezan a verdear por entre los rastrojos de la pasada cosecha.
Un
árbol solitario y desnudo de hojas da cobijo a una pareja de pequeñas rapaces,
posiblemente unos aguiluchos ratoneros, de los que uno levanta el vuelo al
detener el coche y apenas si hay tiempo para una foto, luego, la niebla vuelve
a cubrir la escena bajo su manto húmedo y gris y nosotros seguimos nuestro
camino
lunes, 2 de enero de 2012
Degradación
En
estos tiempos, sacarse unas monedas a costa del turista puede ser una forma de
sobrevivir a lo que nos está cayendo, pero a mí me deja un regusto como de ciénaga
donde nos vamos pudriendo. En el fango de unas economías cuya única misión es
obtener beneficios en creciente exponencial.
No importa
de lo que hablemos, siempre a más, coches, electrodomésticos, ocio… todo. Todo
ha de estar en constante crecimiento y además controlado por pocos.
No sé
si es inherente al sistema, no sé si hay otra forma de hacerlo, no sé si en
general queremos que se haga de otra manera, pero lo que sí es fácil de ver y
de saber es que no mejora la situación en el mundo.
Todo lo
contrario, la desigualdad sigue creciendo, incluso en aquellos países donde parecía
que se habían conseguido mayores cotas de uniformidad en la forma de vida,
donde aparentemente había menos distancias entre las capas sociales, el espacio
entre quienes pueden y los que cada vez van peor está creciendo de manera casi
exponencial también.
Lo
estamos degradando todo, incluso la historia.
De
seguir así, terminaremos por instaurar un nuevo Medievo, donde quienes estén arriba
serán dueños y señores de de todo lo que por debajo de ellos quede. Dueños de todos
los derechos, el resto tan solo el de
producir para mayor gloria del señor y del beneficio de su empresa.
Nos
degradamos
domingo, 1 de enero de 2012
Naturaleza oportunista
Hasta
que uno no se molesta en mirar las cosas muy de cerca, no suele ver el pequeño
mundo que se esconde en lo que le rodea.
Pasear por
el campo en los meses floridos es un regalo para la vista… y para la cámara y
es con la fotografía macro cuando nos encontramos con estas escenas que
provocan nuestra curiosidad por saber. ¿Es solo una coincidencia o realmente
comparten la planta como espacio de alimentación? No lo sé, pero alguien más experto
que yo me dijo que los pulgones se aprovechan de los insectos que llegan
buscando el néctar de las flores, en este caso un pequeño licenido, para
enganchados a ellos ir extendiendo su colonia. No los parasitan, simplemente
los utilizan como transporte, aerotransporte en este caso para viajar de una
planta a otra.
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