Era muy
joven cuando leí la obra del etólogo y zoólogo
ingles Desmond Morris “El mono desnudo” que analiza al ser humano desde una
perspectiva puramente zoológica.
Las
consecuencias de aquella lectura a tan temprana edad (no había cumplido los 17
años) fueron demoledoras para los intereses de aquellos que nos venden ideas
religiosas para tenernos atados a sus
causas, causas que terminan en guerras y en aceptación de desigualdades. Ya es
sabido, “a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar”.
Para
los demás… un continuo penar disfrazado a veces de buenos tiempos que no suelen
ser otra cosa que brillantes espejismos que terminaremos por pagar muy caro,
como ya vamos viendo.
Después
de aquella lectura, uno solo puede aceptar como filosofía de vida el “vive y
deja vivir”, y si no me dejas me revelaré y trataré de ocupar tu puesto.
Unos
versos de una vieja canción de las barricadas lo dejan claro:
Mi
padre fue un peón de hacienda
Y yo un
revolucionario
Mis
hijos pusieron tienda
Y mi
nieto es funcionario…
Desolador
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