¿No tenéis
la sensación de que nos hemos convertido en los gladiadores de un circo inmenso
en el que nos obligan a luchar contra los leones? Leones financieros al
servicio de tribunos y patricios que no se inmutan ante el sufrimiento de los demás.
Parecen disfrutar de ello; se saben seguros, saben que no hay alternativas, que
si las hubo, tiempo ha que consiguieron que renegáramos de ellas.
Os
suena aquello de “quien no es comunista a los veinte no tiene perdón, quien lo
sigue siendo a los cuarenta tampoco” Con ello renunciamos a la utopía, la
matamos y ahora no nos quedan ni los sueños de un mundo más justo, ni la
pulsión de buscarlo por rutas diferentes.
Nos
limitamos a repetir la historia, pero el tiempo no es lineal ni siquiera plano,
si acaso una línea helicoidal por la que en ocasiones subimos y en ocasiones
bajamos.
Llevamos tiempo en desbocado descenso, repetimos la historia en
negativo y a peor
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