Decía más
abajo que se está instaurando un nuevo Medievo y a tenor de lo que sabemos
sobre la nueva reforma laboral, lo que en definitiva era tan solo un recurso
literario para expresar la frustración que me provocan los tiempos que corren, se
ha hecho simple y llanamente realidad. Hemos pasado de ser los generadores de
sus plusvalías a ser sus esclavos.
Yo no
soy muy inteligente, pero sé que si me bajan el sueldo y me suben los precios
de lo que necesito para vivir por muy frugal que sea, me veré obligado a
consumir menos y ello contando que tenga trabajo. Es fácil sacar consecuencias
de ello sin necesidad de ir a la universidad
Ya
falta poco para que la terrible imagen aun presente en algunas retinas se
vuelva a hacer realidad y veamos a los capataces recorrer los corrillos de
hombres desesperados diciendo tu, tu y tu conmigo.
Quizás
la imagen pueda parecer exagerada, pero veremos qué pasa cuando los recursos se
agoten, cuando el último céntimo de los ahorros no solo propios, también los de
las familias que ayudan a los suyos con la esperanza de que las cosas mejoren
haya sido invertido en dar de comer a bocas hambrientas o en pagar letras de
hipotecas para que no desahucien a un hijo.
Hasta
ahora hemos vivido instalados en una especie de incredulidad que nos impedía ver
la verdadera situación a la que los tiburones financieros nos han llevado ,
creyendo cándidamente que aquí no pasaría lo que en otros países, que aquí
sabríamos hacer las cosas bien, pero el velo se ha rasgado y la cruda realidad
se abre paso.
Todos
aquellos desesperanzados que decidieron cambiar el color del patio de vecinos
que somos, con la esperanza de que el cambio trajera mejoras, se estarán
empezando a preguntar o lo harán muy pronto, si puestos a cambiar de color,
eligieron el apropiado
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