El azul
Llegan en tropel, pisando fuerte. Se detienen un momento
para oler el entorno astutamente y ...
...mientras ellos siguen disfrutando de privilegios y dinero...mucho dinero.
Hasta aquí, lo publicado por mi amigo Agustín en la entrada
de su blog y mi comentario que pego sobre la foto y que merece la pena seguir
Pero la cosa da para más, para mucho mas, porque el asunto
de la cultura en este país puede llegar a ser (yo creo que lo es) patético. Y
si no, que alguien me explique como podemos tolerar en tiempos de crisis,
que en la televisión estatal nos pasen por el morro a los sufridos
paganos (de pagar) programas donde se muestra la dolce vita de quienes la
crisis parecen verla desde fuera, luciendo sus enormes posesiones que valoran
en millones de euros, de sus parques móviles con coches cuyo valor en el
mercado solo conocen ellos, de restaurantes donde comer o tomar una botella de
exclusivo vino puede costar más de dos mil euros…
Y si hablamos de programas donde la “gente guapa” luce
palmito de sarao en sarao, más de lo mismo.
Todo esto durante la legislatura de quienes se supone, miran
por el pueblo y su cultura. Y si así es, ¿Qué nos espera ahora con esos que
como dice Agustín llegan en tropel y pisando fuerte?
¿Volverán a colocarnos anuncios con la escusa de la
financiación para mientras seguir
haciendo negocios cuyos beneficios solo lo son para ellos mientas los demás nos apretamos el cinturón?
Al mío ya no le quedan agujeros y casi
ni espacio para hacérselos.
Solo hay que fijarse en como en aras de la salvación de la
economía recortan y recortan. Y los primeros que pagan el pato… Sanidad y
educación.
Buena forma de hacer progresar el país si, pero hacia el
abismo de la incultura y el servilismo hacia ellos, los guapos, los ricos, los
que nunca dan, los que nunca renuncian a un privilegio, los que nos engañan con
cantos de sirena
Si, tiene razón Agustín, el viejo nuevo mundo está aquí, con
sus vicios de siempre. Se ha pintado el país de azul, pero yo ya tengo
preparado el bote de disolvente e intentare mantener limpia mi parcela, limpia
y trasparente y como Ulises, no me negare a escucharlos, pero permaneceré atado
al mástil de mi nave y fijo el timón en el rumbo que me lleve por sendas de
saber y de cultura.
Toda la que sea capaz de absorber en mi torpeza
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